martes, 20 de febrero de 2018

La multiplicación de los bares


Dicen que en Islandia no hay pájaros, sólo aves marinas. Ese cielo desierto de gorjeos y trinos es como el aroma de las naturalezas muertas, como la representación fantasmal de un aire disecado.

Los bares también poseen un firmamento que odia las ausencias, que sufre los despoblamientos voluntarios, o no, de su fauna habitual. 

Pero cuál es el rumor de los pájaros que sobrevuelan los mostradores y los taburetes, y también sobrevuela a los clientes que los habitan con una costumbre tan demorada que parece eterna. Esa temida desaparición, son las gotas amontonadas en vasos coronados de espuma, desbordados por un ímpetu interno que los empuja en cascadas de cristal. La cerveza es para los bares lo que es el canto de los pájaros para los cielos: una ausencia insufrible, la explicación que los llena de vida. 

Por eso en Lóstrego, el hermano menor de las “leyendas”, aprendimos a escanciar ésta bebida con el cuidado con el que se cultivan en las nubes las voces de los pájaros. Para que saborearla convierta nuestra boca en un crisol de aromas, degustaciones y tactos perturbadores. No pierdas la ocasión de probarlo en Gran Vía 146, Vigo.

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